Quienes somos cada uno de nosotros?
Cómo nos describimos a nosotros mismos e incluso a los demás?
Seguramente disponemos de un montón de etiquetas identificativas de nuestra persona. Etiquetas que hemos ido coleccionando día tras día, año tras año, a lo largo de nuestra vida. Algunas de ellas nos las colocaron cuando eramos niños. "Niño qué torpe eres!" "Eres igual que tu padre". "Eres un vengativo"...y otras, algo más positivas como por ejemplo, "Eres un encanto", "Qué bien cocinas"...(y ya sabes a quien le va a tocar cocinar por norma).
Además de las etiquetas que nos colgaron durante nuestra infancia y nuestra juventud, disponemos de todo un repertorio de las mismas, otorgadas a nosotros mismos para ser usadas según nuestra conveniencia y muy habitualmente utilizadas para dejar de hacer las cosas que no nos gustan o para justificar nuestras actitudes.
Las etiquetas nos encasillan y no nos permiten avanzar en nuestro crecimiento personal e incluso nos impiden tener una vida plena y llena de satisfacciones.
Veamos un ejemplo:
YO SOY ABURRIDO.
ME GUSTARÍA SALIR CON EL GRUPO DE GENTE QUE HE CONOCIDO EN INTERNET.
LES PROPONDRÉ QUEDAR UN DÍA.
NO. NO PUEDO HACERLO!
¿POR QUÉ NO?
PORQUE YO SOY ABURRIDO.
Si lo deseas, puedes deshacerte de esas viejas etiquetas que te han encasillado durante toda tu vida y puedes empezar a elaborar otras que te gusten más o te apetezcan. Puedes eliminar aquellas que te han tenido limitado pero cómodo en tu zona de confort.
Si en algún momento te explicaron algo acerca de como funciona internet y te costó un poco entenderlo (porque era algo que no habías visto nunca) y al final desististe y te quedaste con la etiqueta: soy un torpe para la informática, o soy un torpe con el ordenador...ahora es el momento de cambiar. Date una oportunidad. Puedes elegir. O quedarte con la etiqueta de soy un torpe y no hacer nada más por aprender a navegar por internet, sencillamente porque te resulta más fácil recurrir a terceros para solucionar un asunto con el ordenador, o por otro lado, puedes intentar aprender a manejarte y pensar: "ah!, pués no soy tan torpe..."
Al final, tú decides sobre tus autodefiniciones.
Quédate con aquellas que te hagan sentir bien.
- ¿Qué es el?
- Un hombre, por supuesto.
- Sí, pero, ¿qué hace?
- Vive y es un hombre.
- ¡Oh, por supuesto! Pero debe trabajar. Tiene que tener una ocupación de alguna especie.
-¿Por qué?
- Porque obviamente no pertenece a las clases acomodadas.
- No lo sé. Pero tiene mucho tiempo. Y hace unas sillas muy bonitas.
- ¡Ahí está entonces! Es ebanista.
- ¡No, no!
- En todo caso, carpintero y ensamblador.
- No, en absoluto.
-Pero si tú lo dijiste.
- ¿Qué dije yo?
- Que hacia sillas y que era carpintero y ebanista.
- Yo dije que hacía sillas pero no dije que fuera carpintero.
- Muy bien, entonces es un aficionado.
- ¡Quizá! ¿Dirías tú que un tordo es un flautista profesional o un aficionado?
- Yo diría que es un pájaro simplemente.
- Y yo digo que es sólo un hombre.
- ¡Está bien! Siempre te ha gustado hacer juegos de palabras.
Poema de D. H. Lawrence. ¿Qué es el?
Veamos un ejemplo:
YO SOY ABURRIDO.
ME GUSTARÍA SALIR CON EL GRUPO DE GENTE QUE HE CONOCIDO EN INTERNET.
LES PROPONDRÉ QUEDAR UN DÍA.
NO. NO PUEDO HACERLO!
¿POR QUÉ NO?
PORQUE YO SOY ABURRIDO.
Si lo deseas, puedes deshacerte de esas viejas etiquetas que te han encasillado durante toda tu vida y puedes empezar a elaborar otras que te gusten más o te apetezcan. Puedes eliminar aquellas que te han tenido limitado pero cómodo en tu zona de confort.
Si en algún momento te explicaron algo acerca de como funciona internet y te costó un poco entenderlo (porque era algo que no habías visto nunca) y al final desististe y te quedaste con la etiqueta: soy un torpe para la informática, o soy un torpe con el ordenador...ahora es el momento de cambiar. Date una oportunidad. Puedes elegir. O quedarte con la etiqueta de soy un torpe y no hacer nada más por aprender a navegar por internet, sencillamente porque te resulta más fácil recurrir a terceros para solucionar un asunto con el ordenador, o por otro lado, puedes intentar aprender a manejarte y pensar: "ah!, pués no soy tan torpe..."
Al final, tú decides sobre tus autodefiniciones.
Quédate con aquellas que te hagan sentir bien.
- ¿Qué es el?
- Un hombre, por supuesto.
- Sí, pero, ¿qué hace?
- Vive y es un hombre.
- ¡Oh, por supuesto! Pero debe trabajar. Tiene que tener una ocupación de alguna especie.
-¿Por qué?
- Porque obviamente no pertenece a las clases acomodadas.
- No lo sé. Pero tiene mucho tiempo. Y hace unas sillas muy bonitas.
- ¡Ahí está entonces! Es ebanista.
- ¡No, no!
- En todo caso, carpintero y ensamblador.
- No, en absoluto.
-Pero si tú lo dijiste.
- ¿Qué dije yo?
- Que hacia sillas y que era carpintero y ebanista.
- Yo dije que hacía sillas pero no dije que fuera carpintero.
- Muy bien, entonces es un aficionado.
- ¡Quizá! ¿Dirías tú que un tordo es un flautista profesional o un aficionado?
- Yo diría que es un pájaro simplemente.
- Y yo digo que es sólo un hombre.
- ¡Está bien! Siempre te ha gustado hacer juegos de palabras.
Poema de D. H. Lawrence. ¿Qué es el?
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