En muchas situaciones de celos hay, más que amor o miedo a la soledad, otras causas: sentimientos de posesión del otro, de necesidad de controlarle, de inseguridad en uno mismo, de envidia hacia la mayor riqueza de la vida emocional del otro.
Podemos distinguir entre celos sanos y celos patológicos. Los celos sanos consisten en una preocupación, no demasiado desmedida, por la posible pérdida de la persona amada. Quienes sienten celos sanos no quieren que sus parejas estén con otras personas, quieren que sólo estén con ellos... En cambio, las personas que sienten celos patológicos a menudo, experimentan sentimientos de inseguridad, auto-compasión, hostilidad y depresión. Este tipo de celos puede llevar a la destrucción de la relación de pareja.
La persona que tiene pensamientos rígidos y dogmáticos acerca de las relaciones de su pareja con otras personas, como por ejemplo: "mi pareja no debe abandonarme nunca, no tiene derecho a hacerlo, tiene que estar siempre y en todo momento conmigo" se sentirá insegura, deprimida e incluso agresiva.
Pero si esta persona cambia su pensamiento rígido por otro más flexible, como por ejemplo: "deseo enormemente que mi pareja esté siempre conmigo, pero es libre de decidir si quiere hacerlo; para mí, sería frustrante que no estuviera conmigo, pero no se acabaría el mundo por ello" se sentirá mucho más tranquila y relajada; no vivirá siempre en tensión pensando en qué pasará. En definitiva, será más feliz y en consecuencia, su relación de pareja funcionará mucho mejor.
Se pueden cambiar nuestras creencias irracionales por otras más racionales (Albert Ellis, 2001).
CAMBIA TU ACTITUD Y PODRÁS CAMBIARTE A TI MISMO. (Buda y Confucio)
NO NOS PREOCUPAN LAS COSAS, SINO LA VISIÓN QUE TENEMOS DE ELLAS.
(Epicteto, 1890))
Una persona celosa sufre y hace sufrir...
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